Richard Herrick, de 23 años, fue el primer receptor de un trasplante de órgano humano, un riñón que le fue donado por su hermano gem...

S.O.S TRASPLANTES POR LA VIDA


   Richard Herrick, de 23 años, fue el primer receptor de un trasplante de órgano humano, un riñón que le fue donado por su hermano gemelo. Faltaba un día para la navidad de 1954. Herrick moría a consecuencia de una nefritis crónica y la operación le permitió ocho años más de vida y la oportunidad de enamorarse y casarse con Clare, la enfermera que le brindó cuidado durante la recuperación. Murió por un paro cardiaco.  

  Después de Richard, se han sentado en camas de operaciones alrededor del mundo  millones de personas, de todas las nacionalidades, pero igualados por la inmensa ilusión, la esperanza y deseos de vivir una segunda oportunidad. Saben que será complicado. A algunos no les inquieta solamente el  período de recuperación largo; causa pesar nunca poder agradecer a quien les regaló años de vida después de su vida.

  El camino de la Esperanza es largo. Son años, por lo general muchos años, de espera por el órgano. Se acercan a quienes ya recibieron uno y viven sanos gracias a él. Evidencian el cambio, la mejor calidad de vida. Eso los llena de fuerza, es oxígeno, es más esperanza.

  No hay enfermo más importante o valiente. Espíritu de lucha demuestran quienes padecen un cáncer, una dolencia cardiaca, aquellos con diabetes. Pero en el caso de los trasplantados, la vida comienza con una palabra mágica: Solidaridad de otra persona humana. ¡Qué triste que por falta de un tratamiento adecuado se acabe con el mayor gesto de desprendimiento solidario, y la esperanza de vida de un “recargado” ser humano!

   Por un artículo encontrado en el portal de Codevida sabemos de la dura realidad de Larry  Larrazábal. Él recibió una trasplante de riñón hace tres años, y tiene  más de ocho meses yendo a una tienda veterinaria para comprar la prednisona de uso veterinario, un fármaco recetado para evitar el rechazo del órgano. Ya comenzaron las puntadas cerca del riñón; ya las piernas se le hincharon.

   En Venezuela se registra desde hace unos años una cada vez más acentuada escasez de los inmunosupresores, con sus consecuencias sobre la sobrevida del injerto, la calidad de vida y la vida de las personas trasplantadas. Incluso el apropiado control de los pacientes en su evolución post trasplante se imposibilita ante el desabastecimiento de los reactivos para las pruebas de rigor. Cuando nos duele la cabeza y no tenemos a mano acetominofen, ibuprofeno, pues quizás alivie una compresa fría en la frente, darnos un baño, recostar la cabeza sobre la almohada. Pero el trasplante no acepta pañitos de agua caliente o fría. No perdona. Es un tic tac implacable que llena de angustia a enfermos y familiares cuando botan a la basura la última caja ya vacía del inmunosupresor que les garantiza vida y más vida. Hay quienes llevan meses sintiendo la angustia, y sintiendo las consecuencias de la falla en el tratamiento; se evidencia inexorablemente en su salud.

   La historia de Leticia no resulta menos triste, está cargada del mismo sentimiento de impotencia. Años lleva en lista de espera. Poco a poco ha ido subiendo peldaños en esa escalera hacia la vida. Hoy que ya está cerca para ser la próxima en recibir un trasplante de hígado, paralizan  la actividad del trasplante de órganos con donante fallecido, lo cual reduce la posibilidad de avanzar en la espera, y  para recibir el órgano de un donante vivo tendría que disponer del tratamiento inmunosupresor de inducción, indispensable al momento de realizar el trasplante. En Venezuela no se consigue.

  En Reto Solidaridad nos unimos en grito de Dolor y Angustia con organizaciones como la Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela (ONTV), la Coalición de Organizaciones por el derecho a la salud y la Vida (CODEVIDA) y Amigos Trasplantados de Venezuela (ATV). Queremos brindar un espaldarazo emocional y comunicacional a todos los pacientes en espera de un trasplante y aquellos que luchan por mantenerlo.

   Urge un Canal Humanitario que permita la llegada al país de insumos y medicamentos, de repuestos para equipos médicos, reactivos para pruebas. Debe declararse un Plan de Emergencia Nacional al cual puedan unirse todos aquellos con conocimientos y recursos para aliviar la crisis; sin recelo, sin menoscabo por colores o simpatías, todos unidos por la vida.
Esta nota habla de nuestros amigos trasplantados. De Venezolanos en Lista de Esperanza por la vida. Pero cada línea recuerda al enfermo de Diabetes, a Esteban que padece SIDA, a Lutecia que lucha contra un cáncer de mama. De distintas clases sociales, todos venezolanos, todos queridos; todos deseos de volver a ser productivos para construir el país que queremos.

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AMIGOS TRASPLANTADOS DE VENEZUELA 

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