La mayoría de ellas se encontraron en la vida contando con apenas 3 añitos. Entraban al maternal del colegio que sus padres escogieron para su formación; se estrenaban en esa institución educativa que les brindaría conocimientos, valores y amistades; más que amigas hermanas, y para toda la vida. De eso han pasado 5 décadas y siguen juntas, “encompinchadas”.
Qué más da la distancia que las separe. Algunas tomaron rumbo hacia el extranjero incluso antes de formar familia. Otras tomaron la decisión de formar parte de la Diáspora Venezolana desde hace unos cinco años para acá por esa razón bien válida de todo aquel que la haya tomado: Seguridad, futuro para sus hijos. Y otro Grupo, que sigue siendo numeroso, permanece en Venezuela. Pero gracias a esa herramienta digital que ha resultado tremenda aliada para la Solidaridad, nos referimos al “Whatsapp”, el encuentro es a diario; las de USA, las de Europa, las de Colombia, Chila, México, y las que aún escriben con el Ávila o el Cerro Mata Siete al frente.
Y en un chat donde los dedos que teclean están impregnados de valores, de mucha solidaridad, los temas de la escasez de medicamentos y el hambre que se muestra “de calle” en Venezuela se dejaban colar insistentemente entre felicitaciones por logros, cumpleaños o solicitudes de ayuda por cualquier incidencia doméstica. Por allí se enteraron de la bella labor que realiza la ONTV, Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela, presidida por su amiga Lucila y su esposo Ibrahim. Juntos han estado por años abocados en conseguir tratamiento para tantos que pueden hoy celebrar la vida gracias al órgano de otro, teniendo que tomar medicamentos de por vida, y por aquellos que esperan, esperanzados, ese trasplante que se traduzca en muchos más soplos de velas por cada cumpleaños. Muchos de estos pacientes son niños hospitalizados en el J.M. de los Ríos, y por los relatos se enteraban de la difícil situación alimentaria que padecían en esta institución médica.
Manos a la obra, y a la cocina: deciden formar la Fundación Alma. Agatha, Marialex y la propia Lucila se juntan con dos maestras cocineras, Diana y Nairuby, para contar con la debida orientación en materia nutricional de las comidas que juntas decidieron preparar, un día a la semana, y llevarlas al hospital. La primera jornada, de a poquito. Pero ya soñaban con ayudar más, más y más. Al mismo tiempo que llevaban adelante esas modestas primeras jornadas iban preparando toda una logística para contar con los envases, los ingredientes (quien nos lee saben lo que cuesta conseguirlos), y lograr donaciones.
Se fueron juntando amigas en Venezuela. Mayela y Paola súper activadas con las donaciones. Luz Elena, Diuliana, Andreina, Anabella, Angela, Margarita y tantas amigas por nombrar, todas pasando por la cocina y el hospital cada vez que el tiempo se los permite. Y armaron entonces toda una red de donaciones suficientes para llenar de esperanza a cualquiera que nos lea y se sienta cabizbajo por el futuro. Un país con gente tan bonita, luchando por él y por su gente, tiene que volver a ser un Gran País.
Las de Miami, Lilian, Pia y un largo etcétera de mujeres empecinadas y solidarias que alguna vez compartieron salón de clases, hoy captan donaciones en La Florida que Merche va contabilizando con excesiva transparencia en la misma cesta. Carla desde Nueva York hace lo propio. Mayte, desde España; Anneliese en México; en Chicago se activó Patty. Gaby, en Chile, va recibiendo y cambiando. Entre todas, que son muchas más que las nombradas, y que ya incluye amigas de la vida aunque no hayan estudiado juntas, aportan ALMA y corazón a la iniciativa.
Los miércoles son, como diría cualquier cocinero profesional, los días del “mise en place”: organizar, cortar, marinar, adobar, etc. Todos los jueves, bien temprano, se reúnen y a encender las hornillas. Cuando el menú de la semana está listo, a envasar y llevar al Hospital. Allá, en el JM de los Ríos son recibidas por la Fundación “Amigos de Santi”, conformada por mamis de pacientes del hospital, ayudándolas a distribuir la comida entre todos los pacientes.
Las vivencias en ocasiones son esperanza para las que cocinan, los que donan, las que recolectan. ¡Angelito y Alexander dados de alta con buena Salud! Irónicamente algunas madres preferirían seguir viviendo adentro, en el hospital, porque no tienen como mantenerlos afuera en condiciones óptimas, tanto por los medicamentos como por su alimentación.
Otras noticias son tristes. El piso de Nefrología quisieran ellas envolverlo en un manto de milagros.
Pero las satisfacciones son enormes y por partida doble. Por un lado, por acercar ayuda a quienes todo lo ven muy negro. Por otro, al evidenciar la generosidad de tantos hermanos venezolanos aquí mismito, en el país, y alrededor del mundo. Al principio no estaban muy ganadas a la idea de compartir sus experiencias en las redes sociales pero se dieron cuenta que al hacerlo se multiplicaban las donaciones. María, desde Taipei, al enterarse por Facebook de la iniciativa se activó, y va para dos envíos de cargamento de leche en polvo. Una compañera de una promoción anterior del mismo colegio al verlo en el “muro” quiso donar donas y mini pizzas para que los niñitos merienden. Por donde menos se lo imaginaban reciben mensajes. Desde un paquete de crema de arroz hasta creyones para que pinten. Las Redes son entonces Sociales y #Solidarias.
Hoy, gracias a quienes han donado y que quizás nos leen, compraron una nevera, contenedores y un clóset ALMA que sirve de despensa para poder comprar por adelantado los ingredientes e insumos. Cosa elemental en una Venezuela donde el precio de un kilo de carne se duplica de una semana a la otra. En promedio cocinan semanalmente 130 platos. En el hospital hay normalmente entre 100 y 110 niños hospitalizados. Alcanza entonces para los padres.
Preparan de todo, muy nutritivo y para chuparse los dedos. Cocina de Chef para el Hospital. Las hamburguesas para esos niños entre cuatro paredes adornadas por equipos médicos fueron todo un éxito. Les han celebrado fiestas y para diciembre Santa Claus ya se prepara con todos los... trineos, presto a llevarle juguetes con la comida. Gracias a los generosos fondos han podido incluso donar medicamentos y pañales.
Saben ellas que los martes otro grupo solidario lleva consecuentemente comidas, pero quisieran que se contagiaran más y más personas para que “sus niñitos”, como les llaman, coman sabroso y cuenten con compañía cada día de la semana. Los niñitos del JM de los Ríos, y los de Porlamar, los de Puerto Ordaz, Mérida.....
Ayudar, definitivamente, llena el ALMA de esperanza y futuro bonito. Que se replique esta iniciativa para acercar más ayuda a este Hospital, y tantos otros que esperan por manos solidarias a nivel nacional.
Para contactarlas, ya sea para aportar una donación o para recibir orientación de cómo replicar el ALMA solidaria en cualquier otro rincón, visita su página.
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