Francis y Virginia son huérfanos. Ambos vivían en orfanatos del estado de Maryland, en Estados Unidos; él en uno de niños, ella en un...


Francis y Virginia son huérfanos. Ambos vivían en orfanatos del estado de Maryland, en Estados Unidos; él en uno de niños, ella en uno de niñas. Finalizando el año escolar, el hogar donde creció Francis hizo una fiesta e invitaron a todas las niñas de la Casa Albergue donde creció Virginia.

Desde el baile quedaron prendados uno del otro, siguieron viéndose y conociéndose hasta hacerse novios y, años más tarde, se casaron. De esa unión nace esa persona que motivó esta historia: Michael. Muchos hemos tenido la dicha de crecer en familia unida impregnada de valores. Pero los padres de Michael, por su propia historia de vida, inculcaron en él la Fe Cristiana para agarrarse ante tantos problemas que nos presenta la vida, y el agradecimiento a Dios por su guía, su ayuda en todo momento. Le enseñaron desde pequeño que no había mejor manera de retribuir las bendiciones que ayudando a otros que pudieran estar necesitando una mano amiga. Crecieron huérfanos pero gracias a toda la ayuda recibida se convirtieron en hombre y mujer de bien, en pareja y en familia, en padres. Y por eso en casa de Michael todos los días eso se agradecía acercando sonrisas, esperanza, alimentos y ropa a quienes la pasaban mal, a quienes menos tenían.

Michael es hoy un empresario Naviero. Por su profesión y especialización ha viajado mucho por América Latina. Vivió unos años en Costa Rica. Otros años en Panamá, país donde se encuentra la compañía de la cual es director. Sí! Conoce Venezuela. La visitó hace más de 20 años y quedó encantado de “esa belleza suyo”, que fue la frase textual, en su spanglish bastante avanzando, que me envió en el mensaje de voz. No olvida nuestros paisajes, nuestra comida y nuestra gente, “muy alegre y trabajadora”. Recorrió nuestras costas, destinos obligados dada su profesión, y pudo además conocer a fondo Caracas y visitar un día “su pueblo de montaña linda”, La Colonia Tovar.

Durante toda su carrera profesional ha podido realizar una hermosa acción social en Panamá, brindando recursos en metálico y en insumos a una Casa de abuelitos y un Orfanato, distinto quizás a aquel en el que crecieron sus padres por su toque tropical, pero igual colmado de esperanza e ilusión para los niños que cobija y alberga. Pero con Venezuela nunca había tenido nexo cercano. Eran solo “toques de negocio” de pocos días.

El año pasado Michael conoce a una venezolana. Se trata de Adriana. Llega a ella necesitado de una traductora pública y recomendado por la hermana de Adriana que vive en el norte. Se contactaron vía correo electrónico y Whatsapp. Entre tantos mensajes por el trabajo que iban y venían se dejaban colar los comentarios, por parte de Adriana, de la situación que se vivía en nuestro país. Era el mes de Abril de 2017. Todos los días protestas, trancazos y muertes. Todos los días el asesinato de un joven nos sacudía. Comenzó entonces Michael a sufrir no solo por Adriana y su familia, sino por nuestro país, su gente. La angustia lo llevaba a leer, leer mucho, y ver con detenimiento los reportajes que podía ver en la televisora de Panamá y de los Estados Unidos. Adriana sentía de su parte una preocupación siempre genuina. De un trabajo nacía una amistad y una compañía a la distancia.

En lo personal quedé impresionada de cuánto conoce Michael acerca de la historia política y económica de Venezuela. Cuán claro está del país que tuvimos años atrás, con todo y los errores de políticos de la IV. “Habían cosas que conseguir y mejorar pero lo de ahora ser un desastre”, me dice en otra nota de voz. Adriana terminó el trabajo de traducción solicitado por Michael pero siguieron chateando, el contacto continuó. Y me cuenta él que entristeció demasiado viendo un reportaje acerca de la crisis en Venezuela. La periodista le comentaba a una madre, a quien entrevistaba, lo lindo que era su niño de dos años. Y la madre le respondió: “No mija, él tiene 7 años pero cómo va a crecer con lo poco que tengo para darle de comer”. No pasaron diez minutos cuando le escribió un mensaje a su amiga Adriana. “Quiero ayudar en Venezuela y ahora cuento con una intermediaria. Por favor te quiero transferir un dinero para que acerques ayuda a quien consideres”. No hubo condiciones. No hubo resquemor de ningún lado. Cómo en una amistad sincera, lejana en lo físico pero tan cercana en empatía, tan identificada en valores.

Y Adriana, por comentarios alguna vez expresados por Mike y por consejos de una amiga, decide que quienes más sufren esta cruda crisis son dos grupos vulnerables, en ambos casos por la edad: Los niños y nuestros abuelos. Los niños con un futuro por delante que se ve truncado ante una mala alimentación. Los abuelos por los achaques propios de la edad que requieren tanto tratamiento, por el abandono cruel que muchos padecen, por sociedad y por crisis, y son cuidados por manos bendecidas, monjitas amorosas. Lista y emocionada por comenzar la tarea asignada recordó el Hogar de Ancianos La Providencia, ubicado en San Martín. Desde hace ya muchos años su mamá le pedía compañía y ayuda cuando llevaba a los abuelos, todos hombres, ropa que recogía entre amistades. La señora Aida, madre de Adriana, pasaba además una mensualidad fija a las monjitas para ayudarlas. Me hace llegar Adriana el recuerdo cuando, horas antes de presentar el difícil examen que la certificaba como traductora oficial, en el año de 1993, le hace la promesa a Dios de donar todo su sueldo ayudando al hermano caído, al hermano desprotegido. ¡Wao! ¡Cuánto pude comprar y llevar al asilo, qué bien me sentí! Pero la crisis afecta a todos, difícil que sobre lo suficiente para ayudar hoy en día. Así que el gesto desprendido, noble y humano de Michael hacia un pueblo para él lejano llegó del cielo para Adriana, las monjitas y los abuelos.

Por conversación telefónica con una de las religiosas supo de primera mano las necesidades más prioritarias que tenían. Buscó aquí y allá lo anotado tratando de estirar al máximo los reales. Proeza en la Venezuela actual de la escasez y la hiperinflación desmedida. Me cuenta con tristeza cómo en un local, donde además la conocían, se negaban a venderle más de una bolsa de detergente con todo y que les explicaba el destino del producto. Pero después de muchas horas logró el cometido. Hipertensivos, arroz, pasta, harina, aceite, azúcar, jabón para lavar ropa, cloro, desinfectante, por nombrar parte de lo que contenía el regalo que Mike le brindaba al asilo.

La alegría de las monjitas no era normal. La llamada no solamente se convirtió en realidad; el regalo superaba sus expectativas. Adriana quedó feliz de retornar al lugar de hermosa capilla, casa grande con corredores. Este asilo se construye por otra promesa. Un vecino al ver cumplida una petición de salud a San Antonio, lo construye con todo y enorme capilla dedicada al Santo y a nuestro Señor. Y continuó el agradecimiento porque por fin podrían reparar las tuberías. Parte de la ayuda enviada desde lejos por Michael a este hogar les llegaba en transferencia a su cuenta para poder contratar y pagar la reparación. Fotos y Videos salían por el Whatsapp. Michael se emocionaba viendo la sonrisa de las religiosas y hasta pudo admirar la hermosa capilla. Y este dúo dinámico continuará arrimando ayuda. Ambos quieren ahora llevar alimento a niños.


Comparto esta historia para llenar de esperanza a cada lector. En el mundo hay gente bonita y especial, de bellos sentimientos y aplicados en la mejor fórmula para el agradecimiento: Acercar Ayuda. En el mundo hay personas que se preocupan por Venezuela y su gente, aunque la hayan visitado poco o incluso sin conocer esta tierra por ahora en crisis. Michael es un ejemplo. Musa para el accionar social. Adriana una intermediara consciente de que alrededor hay montones pasándola mucho peor que ella.

Dios bendiga a esta dupla. A estos corazones buenos. A Francis, a Virginia.

Dios bendiga a Venezuela, a sus niños, a sus abuelos.

#RetoSolidaridad #Humanidad #Ayuda #Venezuela

Si mi querencia es el monte Y mi fuerza el cimarrón Cómo no quieres que cante, Cómo no quieres que cante Como canta un corazón ...


Si mi querencia es el monte
Y mi fuerza el cimarrón
Cómo no quieres que cante,
Cómo no quieres que cante

Como canta un corazón

   En una entrevista que le hace el maestro del cuatro Hernán Gamboa a nuestro Simón Díaz, dijo lo siguiente en relación a su tema “Mi Querencia”:
 “Esto es yo proponiendo al hombre que se vino, que regrese, que se vaya a la sabana otra vez, donde el campo lo está esperando, porque cuando él se vino él ganaba 30 bolívares, y aquel hombre petrolero le dijo – Te doy 80 si te vienes conmigo – y se fue con él.  ¿Cómo se incorpora nuevamente sin esos 80?...... Entonces, yo propongo en Mi Querencia ese regreso…”

   Palabras más que acertadas para comenzar esta nota donde queremos presentarte la valiosa labor de una organización que ayuda, desde hace muchos años, a esos campesinos que siguen allí, en el campo, sembrando y produciendo con las uñas, ¡cosechando con el corazón!
   En el año 1976 impulsada por el CESAP nace Acción Campesina, una organización independiente que impulsa el desarrollo sostenible en poblaciones rurales, conjuntamente con campesinos y pequeños productores agrarios. Dicho en criollo, dotar a esta población de herramientas y orientaciones para que puedan satisfacer sus propias necesidades mediante actividades productivas, responsables y aplicando valores fundamentales para la convivencia y vida en comunidad. Su fundador director es Manuel Gómez Naranjo, nacido y criado en Guárico, un Técnico Agrario siempre llano adentro, siempre solidario desde hace 40 años con las comunidades campesinas.

Conversando nos comentaba cómo en los años 50 Venezuela contaba con un ingreso Per Capita mayor al de muchos países del sur de Europa y al de la mayoría de los países de América Latina. En esa época de bonanza agrícola (antes de la mal llevada bonanza petrolera) un pequeño poblado campesino contaba con todos los servicios, con vías perfectamente asfaltadas, incluso dentro de los poblados. La bodega de la esquina podía abastecer de alimentos y demás productos necesarios a toda la comunidad. Hoy, si la situación en las grandes ciudades en Venezuela es grave, en las zonas rurales es crítica, por lo que el mantener la labor de Acción Campesina en cada región rural del país se torna extremadamente necesario. Las bodeguitas cerraron ante la competencia de los PDVAL y MERCAL. Estos últimos desaparecieron, y tampoco llegan las cajas CLAP. No existe la atención médica en comunidad, los apagones son constantes, el agua de cuando en vez llega. Las vacunas de las que se habla son aquellas pagadas por quienes producen algo en la zona a grupos armados que les protegen de bandas delictivas. Las necesarias para el ganado brillan por su ausencia. Se ha perdido el respeto por la vida, y se han perdido valores, principalmente aquel que nos empuja a labrar con preparación, sacrificio y trabajo un ingreso digno que acabe con la dependencia de otros. Que del empeño y el esfuerzo surja el éxito.

Pero los momentos difíciles, rudos y tristones no son más que chispa catalizadora para el accionar campesino de esta organización que de manera solidaria y ciudadana apoya a cada venezolano de nuestras zonas rurales.

   
Historias a compartir tiene por “bojote” Manuel. De hecho está próximo a publicar un libro cuya reseña compartiremos en el momento adecuado. Pero podemos contarte una del Programa Autonomía Económica de la Mujer Campesina. Y es la historia resumida de Iris. Ella vive en Barlovento. Creció en un ambiente impregnado con el denso y fuerte olor del cacao fermentado. 
Llegó a aborrecer el olor, y la fruta. Sentía deseos inmensos de alejarse de su casa, de su región. Un día llegaron voluntarios de Acción Campesina para dictar unos cursos de chocolatería. Iris se inscribió. Después de todo lo aprendido, el olfato le brinda otra percepción de ese el fruto que ha acompañado cada etapa de su vida. “Entendí que el cacao tiene mucho valor. Ahora cuando llego a la casa siento que el cacao huele a dinero” – expresa Iris al contar su historia. ¿Quién dijo que el dinero es malo? El dinero es sustento, es progreso, es satisfacción. Ese dinero que ahora ayuda a Iris es fruto del trabajo de otro fruto, es orgullo, es dedicación. Iris, junto a otras mujeres del caserío El Arenal en Barlovento, está empeñada en lucirse en el arte de la chocolatería. Practican el concepto de Bean to Bar (del grano a la barra) e innovan y experimentan con otros productos locales; de allí que ahora mezclan el cazabe con el cacao y hacen Naiboa y Jari-Jari. “Si te le acercas a la gente y le haces una propuesta de trabajo transparente, comienzan a surgir relaciones de cooperación y solidaridad con su comunidad que va creciendo progresivamente” – nos resalta Manuel, Líder Fundador de Acción Campesina. Depende del estímulo externo que reciban las personas los valores positivos que florecen. Al sur del estado Cojedes hay mujeres campesinas  que lograron mejorar sus ingresos trabajando el tejido, a través de una micro empresa y de la mano de Acción Campesina. Hoy disfrutan de mejor calidad de vida pero al mismo tiempo sintieron la necesidad de participar en la pastoral de la iglesia para ayudar a otros; son voluntarias en la recolección de medicinas y alimentos para las familias más empobrecidas. 

  Además de este programa Acción Campesina implementa otros que tienen que ver con la conservación ambiental, la Agricultura Familiar (para asegura comida para la casa) entre muchos otros a lo largo de la geografía nacional. Esta organización, solidaria con el campo y su gente, lleva adelante también un Observatorio de Derechos en defensa delas comunidades rurales. Derecho de acceso y tenencia de tierra, a una mejor calidad de vida garantizada con un trabajo digno, seguridad alimentaria, seguridad personal, salud. Dan la cara por el campesino ante las instituciones y organismos de gobierno. Demandan con propuestas en mano, todas emanadas de la propia comunidad.

  Le preguntamos a Manuel con cuáles valores sembraría a Venezuela y esta fue su respuesta. Regaría semillas de Institucionalidad por todas las regiones para que retomemos el camino de las normas y las reglas de juego claras, y el compromiso de cumplirlas y atenderlas. “Una sociedad que no tiene reglas de juego no puede planear el futuro” – nos señala. El segundo valor a sembrar sería Ciudadanía a granel. Porque el ciudadano se hace cargo de sí mismo, construye su futuro de manera responsable con su entorno, y de esta manera puede demandar a quien incumple u obstruye desarrollo, crecimiento, vida. El ciudadano se preocupa por sí mismo, su familia, pero al mismo tiempo extiende la mano para ayudar a  los que se vayan cayendo. 

Diríamos por tanto que de sembrar Institucionalidad y Ciudadanía cosecharíamos como sociedad mucha Solidaridad.

Acción Campesina: Juntos Cambian Vidas para Construir Futuro
Si deseas unirte como voluntario o acercar alguna donación aquí te dejamos las coordenadas
Twitter: @accicampesina   Facebook e Instagram: @accioncampesina
Correo electrónico: accioncampesi@gmail.com


Cerremos la nota con ese llamando a voltear la mirada hacia el campo de nuestro amado tío Simón, y agradeciendo a todo el equipo de esta organización el trabajo hecho y por hacer.

Gracias por tanta cosecha, por tanto futuro.


   Christian Höhn lleva en la sangre el calor de Maracaibo, la disciplina del alemán, el sabor del portugués y, lo más bonito y a resalt...


   Christian Höhn lleva en la sangre el calor de Maracaibo, la disciplina del alemán, el sabor del portugués y, lo más bonito y a resaltar, la solidaridad y el voluntariado a granel.

  Gracias a la tecnología que ha vuelto al mundo cercano y en contacto, pudimos conversar él estando en Portugal, y nosotros en Caracas. Y es que queríamos conocer de las campañas e iniciativas que lleva adelante VENEXOS, Asociación Civil de venezolanos en Lisboa, organización que él preside. La pregunta de rigor en todo conocerse siempre es, ¿Cuéntanos Christian, cuándo te fuiste a Portugal? Así nos enteramos que, forzado a emigrar por razones políticas, hizo maletas rumbo a Europa, con una parada obligada en Alemania, el país desde donde llegaron sus padres huyendo de la segunda guerra mundial. Su papá es uno de muchísimos inmigrantes que tanto aportaron a la tierra que les adopta en tiempos de la Europa en guerra. Fundador de la reconocida compañía Telenorma, representante de Siemens, se casa con una alemana a quien hoy es imposible mover de la que considera su patria, nos comenta Christian al referirse a su mamá. Pero de Alemania salta el joven hasta Portugal huyéndole al frío, y allí reside desde el año 1999.

  Venexos fue inicialmente una idea de Christian junto al cirujano maxilofacial Alejandro Vivas que permanecía engavetada por algunos años. El jóven, acostumbrado al voluntariado desde que tenía 15 años, decide darle forma jurídica y funda la Asociación, única en Portugal legalizada y con título de ONG en el país lusitano. Nos comenta, recordando sus años de voluntariado en diversos países siendo un muchacho, que nunca imaginó que algún día estaría trabajando por enviar ayuda, comida y medicamentos a su país Venezuela. Hace poco más de dos años, alarmado por la escasez en Venezuela, reportada a través de medios y redes, y la situación de tantos venezolanos de escasos recursos, decide junto con otros amigos organizarse y comenzar a solicitar donaciones, en un principio mediante invitaciones que iban boca a boca entre conocidos. Posteriormente, buscando que estos medicamentos llegasen mediante canales serios a personas realmente necesitadas, contactan a otra venezolana residenciada en Miami, Marisol Dieguez, quien forma parte del Programa Ayuda Humanitaria por Venezuela.


   De ese pequeño comenzar hasta hoy, Venexos cuenta ya con 8 núcleos de recolección/recepción de medicamentos, insumos y alimentos en Portugal, cubriendo así sus principales ciudades. Iglesias, bares y restaurantes, negocios familiares, todos contribuyen, todos reciben. En el año inaugural lograron enviar 800 kilos de medicamentos. Al siguiente año, 2017, ya fueron 1700 kilos de ayuda la brindada. En lo que va de 2018 Venexos ha logrado enviar 1500 kilos de comida y medicinas, envíos que han sido recibidos por organizaciones como Caritas, La Pastillita, Hospital San Juan de Dios, Manos para Vargas, Margarita sonríe entre otros.



   “Recibimos unos 15 a 20 correos electrónicos por día de venezolanos solicitando ayuda”, nos comenta Christian. “Quisiéramos ayudar a tantos. ¡Hace falta tanto!”. Pero si bien la generosidad de portugueses y venezolanos ha sido espectacular, el tema del costo de los envíos impide enviar más y más. Para ello tienen toda una red de voluntariado en las iglesias y realizan eventos para recolectar fondos. Los diferentes núcleos de recepción o recolección de medicamentos y alimentos en todo Portugal cuentan con un grupo de voluntariado que se encarga de hacerlo llegar a la Sede Matriz en Lisboa. Allí, otro grupo de voluntariados se encarga del inventariado final, empaquetado y el envío a la Empresa Logística en España, esto siempre y cuando cuenten con el dinero para el envío. Recientemente celebraron y mucho. Un donativo sumamente generoso de un amigo portugués residenciado en Madeira les garantiza contar con el dinero para los envíos de los próximos 2 meses.

   Venexos procura además brindar apoyo a ese venezolano que en el último año llegan a Portugal con lo poco que logran reunir para emigrar. “Semana tras semanas recibimos nuevas caras”, nos relata Höhn. "Aquí resulta relativamente sencillo legalizar su estatus pero hay que trabajar, y muchos se ganan la vida de manera muy digna en oficios que distan bastante de su formación profesional; pero es un comenzar, un nuevo arranque y a ellos brindamos ayuda y asesoría”.  Les brindan asistencia en el proceso de adaptación, aconsejan en todo lo concerniente a la legalización de su estatus migratorio, búsqueda de empleo, etc. Y gracias a 3 jóvenes integrantes de la Asociación se logró redactar un Manual de integración de Venezolanos en Portugal que incluso ha sido replicado por otras asociaciones en diversas latitudes del mundo.

   Desde Venezuela llegue a todo el equipo de voluntariado de Venexos, a todos los portugueses y venezolanos residenciados en Portugal nuestro agradecimiento por tanta solidaridad.

   Da Venezuela, obrigado por tanta solidariedade

  Queremos decirlo en alemán también. Para que la madre de Christian, quien aún reside en esta tierra tan golpeada pero siempre esperanzada, la lea con orgullo. Para rendirle homenaje al padre de Christian que tanto aportó a Venezuela, y le permitió criar a este hijo colmado de valores bonitos, de humanidad espectacular.
     
    Aus Venezuela, danke für so viel Solidarität

Y por último pues que suene el maracucho, Christian, porque de Maracaibo salieron dos palomitas volando, pero también saliste tu con maletas repletas de tu país amado.

     Mirá Primo, gracias por tanta Solidaridad 
                     ¡Qué molleja!!

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Érase una vez una hermosa damisela obligada a salir de su terruño bonito y siempre extrañado, de un paraíso llamado Venezuela. Los mismo...


Érase una vez una hermosa damisela obligada a salir de su terruño bonito y siempre extrañado, de un paraíso llamado Venezuela. Los mismos monstruos de mil cabezas que han espantado a millones como ella empujan sus alas hasta Galicia para asegurarle a sus hijas una vida segura. Un comenzar de cero, y un mismo pensamiento al abrir los ojos en el reinado nuevo: ¿Qué estará pasando, qué estarán sintiendo, qué le hará falta a mi amada Venezuela?

No eran pajaritos o dragones buenos, como en los cuentos infantiles de otrora, quienes le acercaban noticias de su país amado. Vivía ella pegada a la programación de radios de Venezuela que transmitían por internet. Y fue sintonizando “Así nos Va” que escuchó la llamada al aire de una muchacha solicitando de manera desesperada un medicamento para su papá. Enfermo de cáncer se le dificultaba dormir, y la falta de un descanso profundo, por días, afectaba aún más su calidad de vida. Anotó ella entonces el nombre del remedio, y el teléfono que la muchacha daba al conductor del programa, y se fue a una farmacia de amigos a comprar 3 cajitas. Con tesoro en mano, le escribió un mensaje de texto a la angustiada hija diciéndole que le enviaría los medicamentos desde España, y que tan solo le escribiera al recibirlos. Note querido lector que no hay varitas mágicas en el relato. Pero esta damisela desde aquella su primera ayuda, se ha transformado en HADA madrina de un montón de venezolanos. La sensación que llega cuando el alma está repleta de alegría, esa que sintió la primera vez, la llevaban a sentarse por horas escuchando el mismo programa, donde las personas suelen pedir ayuda por sus tratamientos. Y así la lista fue creciendo. Y su búsqueda ampliándose. Y salía con su libretita de farmacia en farmacia


Manuela, para que todos conozcan el nombre de esta alma bella, se dio cuenta que solita no podría, que era gigantesca la necesidad. Así que comenzó a regar la voz, a rasguñar aquí y allá, lograr los 8 euros para el envío de un kilo, los medicamentos que mandaría puerta a puerta, a hermanos venezolanos enfermos, sin costo alguno. En España existe la modalidad de devolución de medicamentos a las farmacias, ya sea por mejoría, cambios en el tratamiento o porque lamentablemente la persona haya fallecido. Y las farmacias deben destruir todas esas muestras devueltas. Fue así, armando redes, como quien teje una telaraña, que en apenas meses su piso se había convertido en una farmacia. Los adornos se arrimaron. Las noches las pasaba clasificando, empaquetando fuera de cajas y en bolsitas con el respectivo mensajito que duplicaba la esperanza: una por el remedio que por fin llegaba, otra por las palabras de una extraña que le decía, ¡Hey! ¡Tú eres importante para muchos que, como yo, están dispuestos a acercarte ayuda! Y sus compinches de la escuela en Venezuela, ellas que seguían en la tierra tricolor, se convirtieron en HADAS repartidoras llevando a las casas humildes, en barriadas o caseríos, los tratamientos que desde España manda el Hada Madrina Mayor.  Hoy ya son 12 las Hadas regadas por el territorio, ya la magia solidaria ha podido apuntar hacia manos de personas necesitadas en Maracaibo, Barquisimeto, Margarita, Bolívar, Caracas....

Y como a la gente buena le pasan cosas buenas, pues tuvo la suerte Manuela de contar con José Roberto Díaz, de corazón grandote como el de ella, y galán de película moderna, Papita, Maní y Tostón, y presentaron durante el estreno de la segunda parte, ante una muy concurrida sala, la bella misión de esta Hada residenciada en Vigo. Y llovieron más donaciones. Y hasta entrevistas le hicieron en los principales periódicos. “Venezuela vive una espantosa crisis, los venezolanos no consiguen cura para sus dolencias, pero aquí, en Galicia, hay una mujer que se ha dedicado en cuerpo y alma a acercarles ayuda, esa que todos nosotros podamos a su vez donarle”

Hada cuenta ya con figura jurídica como fundación. Siguen acercando tratamientos solo puerta a puerta, De las Hadas a las manos de quien lo necesita. Con rigurosidad siguen cada envío asegurándose que lleguen a las manos ansiosas de esperanza. Y a quienes donan responden con cuentas transparentes sin importar el tamaño de la generosidad.

  Insistimos en que no hay varita mágica. La magia es enteramente la Solidaridad. Pero si nos cuenta Manuela que los milagros surgen cada día por doquier y cuando menos lo espera. Como el caso de una venezolana residenciada allá que acude desesperada a Manuela porque a su mamá la operan y debe llevar todo, el hilo para coserla, las suturas, las bases de cama, etc.  
“Mi niña, y yo ¿cómo hago?  A mí rara vez me llegan insumos” – recuerda que le dijo cuando recibió la llamada. Pero por cosas de la vida uno de sus contactos de farmacias le deja en casa tarde, ese mismo día, una bolsa gigante de compresas, gasas, hilos y mucho más de lo que pedían.

Si nos lees desde cualquier parte del mundo y deseas hacer una donación, escríbeles por su página en Facebook o su cuenta en Instagram.
Instagram: @hermandadasociaciondeayuda
   
Que esta historia la lean niñas y niños, dentro y fuera de Venezuela. Hay Hadas Madrinas como salidas de cuentos, que con solidaridad y magia llenan de esperanza a muchas personas. Manuela Alvarez definitivamente es una de ellas.

#RetoSolidaridad #AyudaHumanitaria


El jueves 22 de marzo en la Librería El Buscón se presenta esta belleza. Para los que creen que todo está perdido, para los que sienten q...


El jueves 22 de marzo en la Librería El Buscón se presenta esta belleza. Para los que creen que todo está perdido, para los que sienten que no hay salida, una compilación de historias que nos hacen sentir orgullosos, conmovidos y esperanzados. Me lo leí en una tarde y me hizo llorar, sonreír, pero sobre todo me emocionó pensar que es un retrato de lo que realmente somos. Felicitaciones a Andreína Muñoz-Tebar, a mi amiga, la brillante Carmen Beatriz y a mi hermano Memo, Carlos Guillermo Arocha que siempre ha tenido la sensibilidad para preocuparse por los que más sufren, por los que menos tienen. Una aplauso para ustedes por regalarnos esa inyección de optimismo en 125 páginas.

Son historias de aliento para un país en pedazos. "En el medio de una crisis humanitaria sin parangón, nos topamos con docenas d...



Son historias de aliento para un país en pedazos.
"En el medio de una crisis humanitaria sin parangón, nos topamos con docenas de experiencias concentradas en ayudar al otro, al más vulnerable. Cada una de estas historias es como un pequeño tallo verde que ha logrado nacer en medio de un desierto, para dejar en evidencia su amor a la vida. Son historias de aliento para un país desalentado..."
#Libro #Venezuela #Solidaridad